Es indiscutible e inevitable: el divorcio impacta a los niños.
- Sin embargo, la violencia familiar y el abuso son más dañinos a los niños que el divorcio.
- Los niños en familias intactas con altos niveles de conflicto sufren más que los niños de familias divorciadas en las cuales no hay mucho conflicto.
- La calidad y cantidad del impacto del divorcio en los niños depende de: la cantidad y el tono del contacto con el padre con quien no convive, el nivel de ajuste psicológico y el apoyo del padre con quien convive, las destrezas de crianza de niños que tengan los padres, el nivel de conflicto entre los padres antes y después del divorcio, el grado de problemas económicos que afecten a los niños, el número de eventos estresantes que acompañan y siguen al divorcio (mudanza, cambios de escuela, segundos matrimonios de los padres).
- Gran parte del impacto depende de cuán bien los padres son capaces de manejar el estrés relacionado con el divorcio.
- Los niños sufren menos cuando los padres cooperan por su bien.
- Los niños sufren más cuando uno o ambos padres abandonan las responsabilidades de la crianza de los niños.
Es difícil y toma tiempo: el ajuste de los niños al divorcio
envuelve varias tareas importantes y complejas.
- Aceptar la disolución del matrimonio como una realidad.
- Recuperar un sentido de dirección y libertad de proseguir con sus actividades diarias (juego, escuela).
- Lidiar con los sentimientos de pérdida y rechazo.
- Perdonar a los padres por divorciarse.
- Aceptar el divorcio como algo permanente.
- Desarrollar relaciones (con cada padre por separado, padrastros, madrastras, hermanastros, otros familiares).
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